Nuestros peques tienen que aprenderlo todo. También, por supuesto, los mejores hábitos alimentarios, los cuales deben incluir pescado desde los inicios (se ha comprobado que su consumo durante el embarazo favorece el desarrollo del feto y reduce el riesgo de parto prematuro).Los niños, al principio, prefieren otros alimentos a los que están más acostumbrados. Ser conscientes de ello, y aplicar pequeños trucos culinarios y pedagógicos, te ayudará a enseñarles a disfrutar del pescado o, lo que es lo mismo, a comer mucho mejor:
1º. Escoge una pescadería donde te lo preparen en filetes finos, sin espinas, y ten presente que sus favoritos suelen ser el gallo y el lenguado.
2º. Procura elaborar tus platos de forma muy variada (a la plancha, croquetas, empanado, en tortilla o ensalada...) y acompañarlos con otros alimentos atractivos, de su agrado, como pueden ser la pasta, las patatas fritas, el queso suave, el tomate u otras salsas favoritas.
3º. Esmérate en la presentación: hazla siempre divertida. Dos ojos y una boca dibujadas con salsa de tomate sobre la rodaja, por ejemplo, es algo muy sencillo y llamativo para el chiquitín.
4º. Anímale a probarlo con optimismo y paciencia, en raciones adecuadas, progresivas, y felicítale por estar convirtiéndose en un verdadero campeón de la alimentación.
5º. Prémialo después, si lo merece, con un postre especial. Pero, ¡ojo!, hazlo astutamente, sin decírselo, para que la asociación positiva se grabe en el inconsciente y no termine exigiéndotelo siempre.
Si lo hacemos bien, desde el principio, hasta en los casos más difíciles conseguiremos fomentar en nuestros hijos buenos usos gastronómicos y nutricionales, los cuales permanecerán en el futuro y los harán crecer fuertes y sanos.